Cuando tu sirves a la gente sin esperar recompensa, cuando tu das un vaso de agua al sediento, cuando vistes al desnudo, estas ayudando a que la gente conozca al impulsador de tus buenas acciones, muestras con tus obras que el Espíritu Santo vive en ti, y que es el hace que seas una buena mujer, amante de hacer lo que Dios te pide que hagas.
La Mujer Samaritana es una mujer que ha probado el agua que satisface y quiere llenarse más y quiere llevarla a otros para tomar de ella. Todas debemos seguir ese gran ejemplo, no quedarnos disfrutando del agua de la vida solas, sino buscar la manera de darla a los que todavía no la han probado.
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