Hay que prestar mucha atención a este detalle porque tiene
connotación sexual después de los 3 años y puede generar CONFUSIÓN durante el
proceso de crecimiento de los niños. Aunque son chiquitos, hermosos y los
amamos, según la apreciación de expertos en psicología, besar en la boca a
nuestros hijos es una mala costumbre. Emilia Canzutti, psicóloga argentina
dijo: “son los papás los que comienzan con este hábito, no es una
necesidad del niño”, y destacó que son muchos los núcleos familiares en los que
se hace una costumbre natural y sana darle un beso en la boca a los niños.
Hay que prestar mucha atención a este detalle porque tiene
connotación sexual y puede generar confusión durante el proceso de crecimiento
de los niños:
Connotación sexual.
Los besos despiertan en el niño estímulos en zonas
sensibles, cuando los pequeños están en la etapa oral tienen sus sentidos
concentrados en la boca, es lo que hace que quieran que los beses.
Los padres se besan en la boca. Es importante marcar límites
para dejar claro que los besos en la boca, socialmente, están reservados para
el vínculo de la pareja, sólo mamá y papá pueden demostrar su cariño de esa
manera.
No debes besarlos ni de bebés. No es correcto besar en los
labios de un bebé.
La salud de los niños se expone al besarlos en la boca.
Según Claudia Jiménez Chacón, psicóloga de la Asociación Afecto, los besos en
la boca “puede ser una manifestación normal de afecto que se da de padres a
hijos. Sin embargo, la recomendación desde la parte médica es que no se haga,
ya que el adulto puede transmitir una infección a su primogénito”.
Lo mismo opina Sandra Beltrán, infectóloga pediatra de la
Asociación Colombiana de Infectología, quien asegura que “los besos en la boca
son transmisores de enfermedades”. Algunas de estas son los megalovirus,
es decir, patologías virales que se contagian a través de la saliva, al saludar
de mano a otra persona e incluso al estornudar en el antebrazo.
La más común y recurrente es la enfermedad del beso, que
pertenece a la familia del herpes (más conocido como ‘fuegos’ o ‘sapos’ en los
labios), se traspasa a través de besos, beber del mismo vaso o botella,
compartir alimentos. Los síntomas son fiebre y ganglios linfáticos inflamados.
Incluso náuseas y vómito, así como fatiga extrema y apatía. Según la
doctora Claudia Jiménez, si se mantienen los besos, es importante hablar con
los niños sobre los límites de la corporalidad y relaciones con otras personas.
Fuente: Creades