Necesitamos buena salud para tener la capacidad de realizar
todo lo que Dios desea de nosotras como esposas, madres y siervas. La buena
salud no es casualidad, ni la mala salud es sólo “mala suerte”. Es cierto que
podemos heredar la tendencia a sufrir una enfermedad, pero nuestros hábitos y
nuestra perspectiva de la vida son aún más importantes.
¿Como aumentar nuestra energía? Hay una
serie de características en común que favorecen la salud, y estos tienen que
ver con hábitos saludables como ser:
1.
Tener horarios regulares para las comidas y el
sueño
2.
Seguir una buena alimentación
3.
Practicar ejercicio, entre moderado e intenso,
dos a tres veces por semana.
4.
Dormir adecuadamente (siete u ocho horas por
noche)
5.
Mantener un peso equilibrado.
6.
Disponer de tiempo para diversión y descanso.
¿Por qué nuestros hábitos no son saludables? Un factor
importante es la falta de disciplina. Muchas de nosotras fuimos demasiado
consentidas desde niñas y nos acostumbramos a satisfacer todos nuestros “antojos”.
Por eso comemos cada vez que sentimos hambre, vemos la televisión hasta altas
horas de la noche, dormimos cada vez que sentimos sueño. No mantenemos un orden
en nuestro quehacer diario. Pensamos “después de todo es mi vida y hago lo que
quiero con ella”.
Sin embargo, en 1 Co. 6:19-20 se nos dice lo siguiente: “¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios”.
En consecuencia no soy realmente “mía”. Pertenezco a Cristo Jesús, quien perdonó mis
pecados y me dio su Espíritu Santo. Dios vive en mi cuerpo y, por ello, no
puedo hacer todo lo que se me venga en gana sin orden ni medida. No obstante,
algunas mujeres siguen adelante con sus “antojos” y sufren los resultados de
sus malas decisiones.
Entonces dado que mi cuerpo pertenece a Dios ¿Cómo lo he de
cuidar? Si pensamos en nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo
trataremos, entonces, de aumentar su energía. Para ello, examinemos más a fondo los siete
factores mencionados anteriormente:
Horarios regulares
para comer y dormir: Desayunar todas las mañanas, puesto que nos
permite tener más energía durante el día. Acostarse y levantarse a un mismo horario todos
los días. El cuerpo se acostumbra a una rutina y si uno se desvela muchas
noches seguidas, no puede descansar bien.
“Es preferible
invertir en comida antes que en medicina”. Es importante comer alimentos
variados especialmente mucha verdura y fruta. La mayoría de las personas comen
solamente sus comidas favoritas. Sin embargo, el secreto de la buena nutrición
está en la variedad a fin de obtener todas las vitaminas y los minerales que
nuestro cuerpo necesita. Por ello debemos incluir diferentes tipos de alimentos
en nuestra dieta: verdura, frutas, cereales, proteínas (carne, huevos, queso,
legumbres), intentando incluir alimentos verdes como espinacas o brócoli,
amarillos como zanahoria o naranja, y blancos como papas, pastas, harina o
arroz.
Reducir la grasa, tanto vegetal como animal. Se ha
comprobado que el exceso de grasa es dañino para el organismo. En general
conviene preparar la comida con muy poca grasa. En proverbios 23:1-3 se
recomienda lo siguiente: “Cuando te sientes a comer con un señor, considera
bien lo que está delante de ti y pon cuchillo a tu garganta si tienes gran
apetito. No codicies sus manjares delicados porque es pan engañoso”. Podríamos
pensar en esto días que estos manjares son los postres finos, preparados con
gran cantidad de crema, azúcar refinada, mantequilla o margarina, y que traen poco provecho a nuestro
organismo. Estos postres agradan al paladar pero… ¿nuestro estómago opina lo
mismo?
Tenemos el ejemplo de unos jóvenes que cuidaron su
alimentación. Leemos en Daniel 1:8,9:”Y Daniel propuso en su corazón no
contaminarse, y puso Dios en gracia a Daniel con el jefe de los eunucos…”
Sabemos que Daniel vivió una larga vida y fue consejero de varios reyes de la
antigüedad. ¿Cuánto habrá influido en esto el hecho de que cuidó su
alimentación además de su relación con Dios? A fin de mejorar nuestra salud,
los expertos nos recomiendan comer menos de estos tres elementos: sal, azúcar y
grasas.
En general, se recomienda un mínimo de 30 minutos de
ejercicio tres veces por semana. Se considera que un ejercicio es adecuado
siempre que los latidos del corazón lleguen a las 130 pulsaciones por minuto y
éstas se mantengan constantes durante 30 minutos. Este ejercicio, que puede
consistir por ejemplo en correr, andar en bicicleta o nadar, estimula el
sistema circulatorio, fortalece los músculos y proporciona una sensación de
bienestar a todo el cuerpo.
Es sabido que la práctica de cualquier ejercicio:
* Ayuda a
controlar el apetito.
* Añade energía y
aumenta la capacidad de trabajo.
* Fortifica el
corazón
* Mejora los
sistemas respiratorio y circulatorio
* Tranquiliza y
relaja.
El descanso
Muchas veces en nuestra vida hay tensiones y preocupaciones
que nos impiden aprovechar bien las horas de descanso. Una se acuesta pero no
llega a “conciliar” el sueño a causa de las dificultades o los disgustos vividos
durante el día. El descanso debe comenzar en nuestro ser interior, es decir,
logrando la paz con Dios y con nuestros semejantes. Así, antes de dormir, es
aconsejable reconciliarnos con nuestro Señor (Ef. 4:26). Necesitamos analizar
la situación que nos quita el sueño y preguntarnos ¿puedo hacer algo para
solucionarla? Si es así, entonces manos a la obra; si no, entreguémosle todo el
paquete a nuestro Señor y confiemos en su poder. Es conveniente disponer
diariamente de diez minutos para la meditación, media hora para caminar, o una
hora para dormir la siesta; también es aconsejable salir de vacaciones en
familia. El cambio de rutina nos hace bien.
Mantener el peso
adecuado
El aumento de peso es una preocupación para millones de
mujeres. Según los médicos, la solución al sobrepeso es un cambio permanente en los hábitos de vida. Por ello
se debe comer moderadamente, no como Elí (1Sam. 2:29 y 4:18). Asimismo,
Proverbios 23:20 nos advierte acerca de la glotonería.
A través del tiempo a podido comprobarse que la obesidad
provoca problemas en el funcionamiento del corazón y aumento de la presión
arterial; además, favorece el desarrollo de enfermedades como la artritis y la
diabetes, entre otras.
Fuente: Este documento fue extraído de la Revista Apuntes Mujer líder, Buena salud para todas: Martha Saint de Berberián, Volumen III – Número 3, año 2008