jueves, 3 de abril de 2014

Tips para enseñar con sabiduría a nuestras hijas los valores eternos







Cuando mis hijas eran pequeñas las veía lindas, tiernas, observadoras, y estaban siempre atentas a aprender de nosotros. Adoro recordar esos tiempos cuando querían hacer lo que yo estaba haciendo, aunque ellas no lo hubieran podido hacer, querían lavar ropa, lavar los platos, ayudar en lo que veían que yo hacía.

Ahora son jovencitas, cada una tiene una afición que gusta disfrutar, debido a esto no es muy fácil que estén disponibles para ayudar en los quehaceres.  Pero debo ser firme, pedir que me ayuden. Enseñarles la importancia de la colaboración, porque pronto formarán sus propias familias, tendrán sus hijos, responsabilidades y deben desarrollar sus roles como toda buena madre. Que difícil para ellas será cuando al entrar en un compromiso matrimonial no pueden desarrollar sus actividades cotidianas con naturalidad, porque no le enseñamos en casa.

Las hijas que antes eran pequeñas, con el pasar del tiempo van creciendo y se van transformando en mujeres, lindas, hermosas, que necesitan mucho cariño, mucho amor, mucha entrega para forjar su carácter, su personalidad, con disciplina y buena enseñanza.

Dios nos ayude a ser las mejores madres, que enseñemos a nuestras hijas todo lo mejor dejando en ellas un hermoso legado de amor y deseo de hacer siempre lo mejor para su familia. No desperdiciemos nuestro tiempo hablando de novelas, o de cosas materiales, hablemos de la importancia de los valores como mujeres, el cuidado del cuerpo, la honra que una mujer tiene que cuidar, enseñarles a tener dominio propio sobre sus deseos, dominio propio para saber esperar un hombre que en verdad las ame, que las valore, que tengan sabiduría para saber rechazar las relaciones que no les convienen. Que tengan dominio propio para alimentarse debidamente, que cuiden su propio cuerpo con sabiduría. Hay tantas cosas que enseñar a nuestras hijas, si nosotras como madres hacemos lo que debemos hacer, ellas ven nuestra actitud y siguen nuestro ejemplo.

No olvide de enseñar a sus hijas, a sus nueras, a toda mujer joven a ser una mujer sabia. Tito 2:3,“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien;  4  que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,  5  a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.

Orare para que usted cumpla su ministerio en su casa, en su familia y con su comunidad. Dios la bendiga.

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