El día que conocí a mi padre tuve que asumir una responsabilidad que no era mía como si lo fuera, sé muy bien que era el rol de mi madre hacer todo aquello. Pero ella no podía viajar porque estaba enferma, por esa razón me envió a mí. Hicimos lo que pudimos para comprar un pasaje en avión desde Trinidad a Santa Cruz lugar donde sabía que vivía mi padre.
No conocía la ciudad
donde estaba yendo, tenía como 14 años de edad, pero Dios me guió hasta la casa
de la amiga de mi madre. Llevaba conmigo una carta de mi madre dirigida a su
amiga, la cual me guiaría hasta donde estaba mi padre, en la carta que mi madre
me hizo escribir le pedía a su amiga que me diera hospedaje y me ayudara a
buscar a mi padre. De esa manera estaba esperándome y no fue tan de sorpresa mi
llegada.
Después del alborozo
de los saludos, la señora se animó a contarme la cruda realidad. Ella me dijo
que mi padre estaba en la cárcel. y me preguntó si aun así yo quería ir a
verlo. El motivo de mi viaje, era hablar con él, pedirle que me hiciera un
certificado con el reconocimiento y la colocación de su apellido junto a mi
nombre en el certificado de nacimiento. Cosa que hasta ese momento no había
podido tener. Crecí y estudié solo con el apellido materno.
El no tener el
apellido de mi padre en mi certificado, no fue sencillo, porque la gente en
esos tiempos siempre me preguntaba cual es el apellido de tu papá, y no era fácil dar explicaciones, todo eso era un horrible estigma. El ser hija de madre soltera era triste, llevar el dolor
de no tener un respaldo de un hombre mayor en tu vida que se pueda llamar
"Padre" es vivir situaciones penosas. El padre es muy necesario en la
vida de los hijos, les da seguridad, les da esa tranquilidad y certeza de que
nada va a faltar en la vida de ellos, que todo va a estar bien. Da confianza, y
aníma a vivir una vida tranquila. Pero ese no era mi caso.
Cuando llegamos al
lugar donde estaba mi padre, fue un momento muy intenso, donde ambos
esperábamos recibir las mejores muestras de cariño el uno del otro pero ninguno
se atrevió a expresarse. Era una joven inexperta y sin haber tenido un
encuentro anticipado con el hombre que según mi madre me había engendrado.
Cuando lo llamaron, la señora que me acompañó, le contó quien era yo, y luego
el me hablo diciéndome: "Yo Soy tu Padre, debes decirme Papi", me
sonreí y lo salude sin poder expresarle lo mucho que deseaba conocerlo. Luego
nos llevó a su "cuarto" donde nos contó su triste situación. El había
entrado allí por causa de una deuda que no había podido pagar. Y cuando le
hablé del motivo de mi visita, aludió a que no podía hacer nada, pues estaba ahí
dentro sin recursos económicos y dependiendo de la bondad de su madre y de su
hermana. Me puse triste porque comprendí su realidad y supe que no podía hacer absolutamente
nada de lo que yo le pedía.
Ese fue el momento
cuando conocí a mi padre, fue triste pero a la vez reconfortante poder conocer
en persona a quien me había engendrado y saber quien era mi padre. Aunque no me
contó nada de los motivos por lo cual no se quedó con nosotros, me supongo
cuales fueron. Hasta ahora pienso en este momento y es sin duda alguna el único
recuerdo que tengo de aquel que pudo llamarse "Padre" en mi vida. Al
terminar mis estudios de bachiller en humanidades, recibí la noticia de que él (mi padre)
había fallecido justo ese momento en el que estaba encaminándome hacia la
ceremonia de mi Promoción. No tuve otra oportunidad de verlo de nuevo, lo vi solo una ves en mi vida.
Así terminó esta
historia, corta pero de gran beneficio para mi, pues de ser una experiencia
negativa, le saco un gran provecho, ayudando a muchos jóvenes a esperar en
Dios, y en su voluntad para gozar de las relaciones sexuales en la completa
realización y planificación de la vida juntos esposa y esposa, antes de tener
relaciones intimas de tipo clandestino, donde no existe un compromiso verdadero
en las personas. y donde el mas afectado es el hijo/a que procrean. Dios los
ayude a cuidarse, esperar en él y comprometerse y planificar bien los hijos que
vendrán, para no traer niños que sufran todas las desavenencias de una familia
disfuncional.
Espero que esta
historia le ayude a ser el mejor padre para sus hijos, que se comprometa a
nunca faltarle con nada, que pueda ser proveedor, protector y darle la
seguridad de que ellos son el mayor tesoro que usted pueda tener. Y para los
solteros y solteras, que se fijen bien y sepan esperar y planificar a sus
hijos, que no le den riendas sueltas a sus deseos egoístas trayendo como
consecuencia hijos que crecen sin apellido y sin un padre para cuidarlos y
protegerlos. Dios los ayude a saber esperar el momento para disfrutar de las
relaciones sexuales y esperar a tener un hogar formado donde puedan tener los
hijos deseados.