lunes, 11 de agosto de 2025

El día que conocí a mi padre

 


El día que conocí a mi padre tuve que asumir una responsabilidad que no era mía como si lo fuera, sé muy bien que era el rol de mi madre hacer todo aquello. Pero ella no podía viajar porque estaba enferma, por esa razón me envió a mí. Hicimos lo que pudimos para comprar un pasaje en avión desde Trinidad a Santa Cruz lugar donde sabía que vivía mi padre.

No conocía la ciudad donde estaba yendo, tenía como 14 años de edad, pero Dios me guió hasta la casa de la amiga de mi madre. Llevaba conmigo una carta de mi madre dirigida a su amiga, la cual me guiaría hasta donde estaba mi padre, en la carta que mi madre me hizo escribir le pedía a su amiga que me diera hospedaje y me ayudara a buscar a mi padre. De esa manera estaba esperándome y no fue tan de sorpresa mi llegada.

Después del alborozo de los saludos, la señora se animó a contarme la cruda realidad. Ella me dijo que mi padre estaba en la cárcel. y me preguntó si aun así yo quería ir a verlo. El motivo de mi viaje, era hablar con él, pedirle que me hiciera un certificado con el reconocimiento y la colocación de su apellido junto a mi nombre en el certificado de nacimiento. Cosa que hasta ese momento no había podido tener. Crecí y estudié solo con el apellido materno.

El no tener el apellido de mi padre en mi certificado, no fue sencillo, porque la gente en esos tiempos siempre me preguntaba cual es el apellido de tu papá, y no era fácil dar explicaciones, todo eso era un horrible estigma. El ser hija de madre soltera era triste, llevar el dolor de no tener un respaldo de un hombre mayor en tu vida que se pueda llamar "Padre" es vivir situaciones penosas. El padre es muy necesario en la vida de los hijos, les da seguridad, les da esa tranquilidad y certeza de que nada va a faltar en la vida de ellos, que todo va a estar bien. Da confianza, y aníma a vivir una vida tranquila. Pero ese no era mi caso.

Cuando llegamos al lugar donde estaba mi padre, fue un momento muy intenso, donde ambos esperábamos recibir las mejores muestras de cariño el uno del otro pero ninguno se atrevió a expresarse. Era una joven inexperta y sin haber tenido un encuentro anticipado con el hombre que según mi madre me había engendrado. Cuando lo llamaron, la señora que me acompañó, le contó quien era yo, y luego el me hablo diciéndome: "Yo Soy tu Padre, debes decirme Papi", me sonreí y lo salude sin poder expresarle lo mucho que deseaba conocerlo. Luego nos llevó a su "cuarto" donde nos contó su triste situación. El había entrado allí por causa de una deuda que no había podido pagar. Y cuando le hablé del motivo de mi visita, aludió a que no podía hacer nada, pues estaba ahí dentro sin recursos económicos y dependiendo de la bondad de su madre y de su hermana. Me puse triste porque comprendí su realidad y supe que no podía hacer absolutamente nada de lo que yo le pedía.

Ese fue el momento cuando conocí a mi padre, fue triste pero a la vez reconfortante poder conocer en persona a quien me había engendrado y saber quien era mi padre. Aunque no me contó nada de los motivos por lo cual no se quedó con nosotros, me supongo cuales fueron. Hasta ahora pienso en este momento y es sin duda alguna el único recuerdo que tengo de aquel que pudo llamarse "Padre" en mi vida. Al terminar mis estudios de bachiller en humanidades, recibí la noticia de que él (mi padre) había fallecido justo ese momento en el que estaba encaminándome hacia la ceremonia de mi Promoción. No tuve otra oportunidad de verlo de nuevo, lo vi solo una ves en mi vida.

Así terminó esta historia, corta pero de gran beneficio para mi, pues de ser una experiencia negativa, le saco un gran provecho, ayudando a muchos jóvenes a esperar en Dios, y en su voluntad para gozar de las relaciones sexuales en la completa realización y planificación de la vida juntos esposa y esposa, antes de tener relaciones intimas de tipo clandestino, donde no existe un compromiso verdadero en las personas. y donde el mas afectado es el hijo/a que procrean. Dios los ayude a cuidarse, esperar en él y comprometerse y planificar bien los hijos que vendrán, para no traer niños que sufran todas las desavenencias de una familia disfuncional.

Espero que esta historia le ayude a ser el mejor padre para sus hijos, que se comprometa a nunca faltarle con nada, que pueda ser proveedor, protector y darle la seguridad de que ellos son el mayor tesoro que usted pueda tener. Y para los solteros y solteras, que se fijen bien y sepan esperar y planificar a sus hijos, que no le den riendas sueltas a sus deseos egoístas trayendo como consecuencia hijos que crecen sin apellido y sin un padre para cuidarlos y protegerlos. Dios los ayude a saber esperar el momento para disfrutar de las relaciones sexuales y esperar a tener un hogar formado donde puedan tener los hijos deseados.

Autora Erika Merubia

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Cuando tu madre dice que no vayas por ahí, hazle caso

 

Cuando yo era niña, vivía en una ciudad muy pequeña donde el medio de transporte mas común era la motocicleta. Se escuchaban historias de que los hombres que hacían el trabajo de taxistas a veces llevaban a los/las menores de edad a otro lado para abusar de ellas. Nosotros, mi hermana y yo debíamos ir cada mañana a una guardería donde quedábamos allí hasta la hora de la merienda, prácticamente todo el día, por el motivo de que mi madre debía ir a su trabajo y no podía llevar a sus dos hijas. Y en este lugar recibían a los niños y niñas hasta los 6 años.

Recuerdo bien cuando nos arreglábamos para salir de la casa e ir caminando hacia este lugar llamado "la guardería". Muchas veces escuche decir a mi madre que tengamos cuidado, que no tomáramos esta u otra calle, que siempre vayamos por este lugar. Nos explicaba como eran los hombres y las cosas que podían hacer a las niñas inocentes como nosotros. Tenía un miedo, porque al margen de todo esto, mi madre descargaba sobre mi la gran responsabilidad de cuidar a mi hermana menor. En aquel entonces yo tenía 5 años y ella tenía 3 años. Me sentía tan nerviosa pensando que tal vez un día nos pasaría algo de lo cual mi madre nos había advertido.

Como niña sentía tanta impotencia al hecho de no poder decir a mi madre no quiero ir, no iré, no puedo hacerme cargo de mi propia vida menos de la de mi hermanita. Pero, la vida debía continuar, salimos muchas veces y regresamos a casa sanas y salvas. Pero un día menos pensado, he ahí una motocicleta paró frente a nosotros, el hombre que hacía de taxista nos dijo "suban", ¡Uy!  que pánico fue sentir en ese momento, ver al hombre y escucharlo decir esas esa frase. Sin pensarlo dos veces dije "no", luego corrimos con mi hermana tomada de mi mano, corrimos hasta que nos perdimos. Gracias a Dios ese hombre no nos siguió.

Con esto puedo deducir que es de gran importancia que una madre o padre enseñe a sus hijos sobre los peligros que pueden haber dentro y fuera de casa. Advertir o prever la forma como ellos pueden salvarse de tales situaciones es ser un buen padre/madre.

 Autora Erika Merubia

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Hija de madre soltera

 


Seguramente la infancia de ustedes fue mucho mas placentera, tranquila, llevadera, en comodidades, lujos, o tal ves fue triste, en dificultades, con padres separados, conviviendo con madrastra o padrastro, vivieron en el campo o la ciudad, tuvieron que trabajar desde niños para ganarse el pan de cada día, no se como fue su infancia pero les voy a contar algo de la mía.

Mi madre, nació y creció en un matrimonio donde lastimosamente el enemigo entro para deshacerlo dejando como consecuencia violación, dolor, tristeza, malos tratos, celos, maldiciones, que dejaron marcada la vida de tres hijos, entre ellos mi madre. Mi padre un hombre dominado por una madre y hermanas posesivas que concedían sus caprichos, limitando la posibilidad de desarrollar responsabilidad alguna sobre su vida misma, de manera que realizaba sus actos sin asumir ninguna de sus consecuencias.

Nací como fruto de una relación pasajera que trajo como resultado el alumbramiento de mi madre y mi nacimiento en tierras lejanas a sus familiares y conocidos (Santa Cruz de la Sierra, bolivia). Tres meses después mi madre me llevo a vivir a la ciudad donde ella tenía mas oportunidades de subsistencia. No tuvimos una casa propia de manera que teníamos que vivir de favor, o de alquiler, o en los hogares donde mi madre trabajaba como trabajadora del hogar para poder obtener el sustento mínimo para sobrevivir.

En mi etapa de 5 a 6 años recuerdo bien que mi madre nos enviaba a una guardería del gobierno, lugar donde teníamos el cuidado de las niñeras y la alimentación con un costo mínimo para los padres. Pero a mis 6 años de edad ya no podía asistir a la guardería porque solo recibían niños menores de 5 años. De modo que mi madre optaba por pagar a algunas personas para que nos den el almuerzo y la cena hasta que ella pudiera llegar a vernos de nuevo después de 8 largas horas. Recuerdo que siempre me recomendaba a mí el cuidado de mi hermana, que era mi menor con 3 años. Antes de enviarnos a la guardería nos enseñaba por donde teníamos que caminar, por cuales calles pasar y por cuales calles no ir, también me enseñaba ¿qué decir? si un hombre nos invitaba a subir en su motocicleta, si acaso nos prometía llevarnos a casa, debíamos decir un rotundo "No". Ella compartía conmigo la importancia de escapar lo mas pronto de esas personas. Pero yo, moría de miedo al solo hecho de imaginar esas escenas. Sin embargo debía continuar y vivir lo que me tocó aún sin saber las razones y el ¿por qué?.

Pero lo mejor sucedió en esta etapa, Mi madre se convirtió al Señor, digo lo mejor porque no hay nada mejor que una madre rendida a Dios y al deseo de aprender mas de El. Así que fue un cambio radical desde que ella hizo el compromiso de continuar y no dejar de lado asistir a la iglesia  y comprometerse con las cosas del Señor. Doy la Gloria a Dios porque desde ese tiempo el carácter de mi madre cambió para bien, y día a día ella quería leer la Biblia, y pudo ser ministrada por Dios mismo a través de su Palabra. Aprendió a no decir mas las malas palabras, a educarnos conforme lo que ella aprendía a través de las enseñanzas de los pastores y maestros. Desde ese momento nunca dejamos de asistir a la iglesia, aun desde niñas mi madre siempre nos llevó y no quiso que dejáramos de ir a menos que estemos enfermas. De ella recibí el ejemplo de un verdadero compromiso con nuestro Dios. Aprendí que nunca debía hacer planes de ir a otro lado en el día del Señor a menos que haya sido un paseo, bautismo con la familia eclesial. Nunca permitió que le pidiéramos permiso para dejar de asistir a un culto para ir a otro lado con motivo de diversión. Desde niña aprendí que lo mas importante en nuestras vidas debía ser Dios y tomarlo a El como primordial en nuestras vidas nos ayudaría siempre a salir adelante y tener victoria en cada lucha espiritual y emocional que tuviéramos.

De ese modo crecí dentro de una familia cristiana donde pude ver el amor de Dios demostrado a través de los creyentes en Cristo Jesús y de los pastores de todos los lugares donde tuvimos que asistir y compartir.

Dios fue fiel y me ayudó aún después de no tener padre y haber nacido en un hogar disfuncional, El proveyó en todo tiempo y nunca nos dejó abandonados, no falto comida en la mesa ni vestido que vestir por la gracia y la misericordia de nuestro Padre Dios. Romanos 8:28 "A los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien...". Ahora ya se cual era el propósito de Dios en mi vida, y era que yo aprenda a vivir en esta vida con escasez y aún así estar agradecida por la vida que me dio y porque El podía suplir el rol de padre, hermano y amigo en mi vida.

Por  Erika Merubia

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