¿Para qué existen los
padres? ¿Como padres cuales son nuestras responsabilidades? Dios ama tanto a los niños que
los ha puesto en familias. Les ha dado padres para que los cuiden y los críen.
Nuestros hijos, al fin de cuentas, no nos pertenecen. Son de Dios. Entonces
como padres, ¿Cuáles son nuestras responsabilidades? Tenemos tres
responsabilidades:
Ø Cuidar de nuestros hijos. Necesitan comida
ropa, casa protección de los peligros de la vida. Nosotros los padres, suplimos
estas cosas. Los niños también necesitan amor, aprecio y un estímulo para
crecer y desarrollarse.
Ø Disciplinar a nuestros hijos. Prov. 22:15
“La necedad está ligada en el corazón del muchacho; más la vara de la
corrección la alejará de él”. Una disciplina consistente y justa ayuda a
nuestros hijos para que aprendan a auto disciplinarse, a comportarse
debidamente, y a vivir seguros y contentos. Aprendiendo a obedecer a nosotros,
aprender a obedecer a Dios.
Ø Enseñar a nuestros hijos. Prov. 22:6
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.
La instrucción que los niños necesitan
abarca todos los aspectos (cómo vestirse, cómo comportarse, cómo tratar
a otras personas, cómo conocer a Dios, ect). Como madres debemos tener una
visión de cómo deben ser nuestros hijos cuando lleguen a ser adultos.
“No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas
con vara, no morirá. Lo castigarás con vara y libraras su alma del seol” Prov.
23:13, 14
“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros
hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Efesios 6:4
Abajo una lista de LOS FINES ESPECÍFICOS a que estamos apuntando en criar a nuestros
hijos:
Ø Una relación propia con Dios
Ø Relaciones buenas con los
demás.
Ø Buen comportamiento
Ø Autodisciplina – personas con
dominio propio
Ø Una buena imagen de si mismo
Ø Servicio y contribución
Ø Independencia que aprendan a valerse por sí mismos
I. MANDATO Y PROMESA
La necesidad de enseñar y disciplinar se ve en
la misma naturaleza de los niños, en su egoísmo y su inclinación al mal. La
Biblia nos manda instruir y corregir. También promete bendecir nuestros
esfuerzos.
Veamos algunos de los mandamientos tanto como
las promesas dados en la Biblia acerca de la instrucción y corrección de los
hijos: Prov. 13:24,
Prov. 19:18, Prov. 20:30, Prov. 22:6, Prov. 23:13,14, Efesios 6:4,
El buen padre así instruye a su hijo. Prov.
4:10-14
II.. PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA
DISCIPLINA
Ø Los padres deben poner reglas y
límites muy claras. No debe haber duda de lo que sus padres esperan de ellos.
Ej. “obedecer a los padres”, “no pegar a los hermanitos”
Ø Los padres siempre deben ejercer la disciplina con amor. No hay
contradicción entre la disciplina y el amor. Disciplinamos a nuestros hijos
para su bien porque les amamos.
Ø Los padres deben disciplinar con justicia. La forma y severidad de la
disciplina deben depender de la “falta” y la edad del niño. Deben tomar en
cuenta la motivación del niño y si el delito fue por error (accidente), por
inmadurez o por plena desobediencia.
Ø Los padres deben ser consistentes. No esta bien si somos muy severos un
día y muy suaves el próximo. Un niño que vive bajo tal inconsistencia llega a
ser muy inseguro.
Ø Nunca hay que amenazar al niño para que se comporte bien. “Si no comes,
te voy a pegar”. Es mejor decir: “cómelo todo hijo”. Los hijos tienen que
aprender a obedecernos por respeto.
Ø Es mejor no disciplinar con demasiada ira. Los padres que se mantienen
tranquilos quedan en control de la situación y pueden mejor mostrar amor a su
hijo mientras le disciplinan.
Ø Es muy importante que los dos actúen en conjunto en la disciplina de sus hijos. Deben siempre estar unidos en sus decisiones, si no están de acuerdo que lo resuelvan a solas, cuando los hijos no están presentes.
III. MANERAS DE ENSEÑAR Y
DISCIPLINAR
1.
La imitación. I Cor. 11:1 “sed imitadores de
mi, como yo de Cristo”. Los hijos aprenden más por nuestro ejemplo que por
cualquier otra manera. Aprenden a orar y leer su Biblia ven que los padres toman tiempo para estas
actividades. Aprenden a decir “por favor” y “gracias” si sus padres muestran la
misma cortesía.
2.
La comunicación. Es muy importante la manera
en como hablamos con ellos, también es importante que nosotros estemos
escuchándolos de veras dejándolos expresar sus ideas, sus experiencias, y sus
emociones, tanto positivas como negativas.
3.
El refuerzo (o la recompensa) es una manera
muy eficaz de entrenar a un niño. Cuando el comportamiento de un niño resulta
recompensado, probablemente dicha conducta se vuelva a repetir. Podemos
recompensar con una sonrisa, con una alabanza, o con algo material como un
dulce o aun dinero.
4.
La extinción. Es el otro lado de la moneda
llamada refuerzo. Si una conducta no está recompensada, poco a poco tiende a
desaparecer. Si el niño lloriquea (para obtener atención, helados o cualquier
cosa) y sus padres lo ignoran, aprenderá que el lloriquear no da resultados.
Poco a poco este mal comportamiento se extinguirá.
5.
Las consecuencias naturales, y las consecuencias lógicas.
6.
La disciplina física. En proverbios leemos
acerca de la importancia de corregir al niño “con vara”. Esto se refiere a la
disciplina física, al dar azotes al niño. Prov. 23:13,14. Aquí hay algunas
sugerencias para el uso de la disciplina física:
Ø La disciplina física debe ser lo suficientemente fuerte como para poder
doler al niño, pero no para dañarle
Ø Hay dos lugares en el cuerpo que parecen haber sido hechos para recibir
la disciplina. Uno es el músculo del hombro, y otro son las nalgas: un palo
aplicado allí enseña mucho.
Ø Mucho depende de la edad del niño. La disciplina física es más eficaz
en niños pequeños. Nunca hay que emplear este método con los jóvenes (después
de los doce años) porque es un ataque a su autoestima.
Ø La frase “con vara” implica que el padre o la madre no debe usar su
mano para dar azotes, sino un objeto aparte, como un palo o un cinturón.
Ø Si es posible la madre o el padre debe estar tranquilo al momento de aplicar la disciplina física. Debe estar en control de si mismo, o hay el peligro de reaccionar muy fuertemente y castigar demasiado (Santiago 1:20 nos dice “La ira del hombre no obra la justicia de Dios”
¿Usted usa la disciplina física con sus hijos?,
recuerde que después de un tiempo de disciplina debemos hablar bien con nuestro
hijo. Debemos perdonarle, expresar cariño, y ayudarle a entender todo lo que
pasó. Si el necesita pedir perdón, debemos ayudarle a hacerlo. Generalmente un
niño está abierto y receptivo durante ese tiempo.
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